Page 703 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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del Parlamento se alzaba un poco al este,
contemplándolos tanto a ellos como al resto de la
ciudad. Un poco más abajo de la Isla Strack, las luces
químicas de las viejas compuertas fluviales siseaban y
escupían, reflejando su grasiento fulgor amarillo en el
agua oscura. Tres kilómetros al nordeste, apenas
visibles tras el Parlamento, se alzaban las Costillas,
viejos huesos cetrinos.
Desde el otro lado de la cabaña divisaban el
espectacular oscurecimiento del cielo, aún más
asombroso por el día pasado en el cieno hediondo de
Nueva Crobuzon. El sol acababa de desaparecer y el
cielo quedaba bisecado por la línea férrea que
atravesaba la torre de la milicia en el Tábano. La ciudad
era una silueta en capas, un intrincado y mortecino
horizonte de chimeneas, de cubiertas de pizarra que se
sujetaban oblicuas las unas a los otras bajo las torres
trenzadas de iglesias dedicadas a dioses oscuros, de los
gigantescos respiradores priápicos de las fábricas que
escupían humo sucio y quemaban el exceso de energía,
de monolíticas torres como vastas lápidas de hormigón
y del seco espacio de los parques.
Habían descansado y se habían limpiado la
inmundicia lo mejor que habían podido. Allí, por fin,
Isaac había atendido el muñón en la oreja de Derkhan.
Se había insensibilizado pero seguía doliéndole. Lo
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