Page 707 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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Y  allí,  en  aquel  lugar  sobrenatural,  casi  desierto,

            Isaac  pidió  a  sus  compañeros  que  esperaran.  Entre

            bocanadas desesperadas, les suplicó que se quedaran


            allí, que le concedieran media hora con ella.

                —Tenéis  que  darme  un  poco  de  tiempo  para

            explicarle lo que sucede —imploró.


                Aceptaron y aguardaron en la oscuridad, en la base

            del edificio.


                —Media hora, Isaac —dejó claro Lemuel—. Después

            subimos. ¿Entiendes?

                Y,  así,  Isaac  comenzó  a  ascender  lentamente  las


            escaleras.

                La  torre  estaba  fría,  silenciosa.  Hasta  la  séptima


            planta  no  oyó  el  primer  sonido,  el  murmullo

            somnoliento  y  el  aleteo  incesante  de  las  chovas.

            Reanudó la marcha, sintiendo las brisas que recorrían


            el arruinado e inseguro octavo piso y ascendió al fin

            hasta lo alto de la torre.

                Se  encontraba  frente  a  la  familiar  puerta  de  Lin.


            Puede que no esté aquí, razonó. Probablemente siga con ese

            tipo,  su  mecenas,  haciendo  su  obra.  En  cuyo  caso,  tendré

            que... que dejarle un mensaje.


                Llamó a la puerta, que se abrió en silencio. El aliento

            se le congeló en la garganta. Entró a toda prisa.


                El  aire  hedía  a  sangre  putrefacta.  Recorrió  el

            pequeño espacio del ático hasta descubrir lo que allí le




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