Page 914 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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hizo desplomarse sobre su propia sangre.
Isaac pisoteó una vez, salvajemente, el racimo de
huevos que se estaba convirtiendo en líquido, y
entonces retrocedió para apartarse del camino de la
polilla asesina. Sus pies resbalaban sobre la gelatinosa
masa. Corrió a medias y a medias trepó hacia el muro,
llevando en una mano el cuchillo y en la otra el
precioso dispositivo que mantenía ocultas sus ondas
mentales.
El constructo que seguía pegado a la espalda de la
polilla volvió a vomitar fuego sobre su piel y la criatura
chilló de dolor. Las patas segmentadas volaron hacia
atrás y tantearon la espalda en busca del simio. Sin
detenerse, la polilla logró apresarlo por uno de los
brazos y se lo arrancó de la piel.
Lo aplastó contra el suelo, hizo añicos sus lentes de
cristal, destrozó la metálica carcasa de la cabeza y dejó
una estela de válvulas y cables. Por fin, lo arrojó lejos
de sí, convertido en montón de chatarra. El último
constructo retrocedió, tratando de ganar distancia para
poder rociar a su enorme y enloquecido enemigo.
Antes de que el autómata pudiera escupir su ácido,
dos enormes pestañas de hueso serrado restallaron
más rápidas que látigos y lo partieron sin esfuerzo por
la mitad.
La parte superior se sacudió convulsa mientras
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