Page 158 - Southern Reach 01 - Aniquilacion - Jeff Vandermeer
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la mañana me despertaba mareada y, en ocasiones, con
alguien al lado a quien apenas conocía y que ya se
marchaba, y me daba cuenta de que estaba un día más
cerca del fin de todo ello. Todo se impregnaba de una
sensación de alivio que, aunque no era tan marcada
como la tristeza y contrariaba todo cuanto sentía, le decía
que al menos no se iba a convertir en la eterna forastera a
quien los lugareños ven pasearse a solas por las rocas.
«Ah, la bióloga esa. Lleva siglos aquí, estudiando los
mejillones como una chiflada. Habla sola, en el bar
murmura para sí misma, y si le dices una palabra
amable...»
Al ver esos cientos de diarios sentí que, al fin y al
cabo, me había convertido en la bióloga esa. Es así como
la locura del mundo intenta colonizarte: de fuera hacia
adentro, obligándote a vivir en su realidad.
Pero la realidad también invade de otras maneras. En
algún momento de nuestra relación, mi esposo empezó a
llamarme «pájaro fantasma»; era su forma de
incordiarme por no estar lo bastante presente en su vida.
Lo decía arrugando un poco la comisura de los labios y
formando casi una sonrisa delgada, pero sus ojos
transmitían reproche. Si íbamos a tomar algo con amigos
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