Page 47 - Southern Reach 01 - Aniquilacion - Jeff Vandermeer
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resultara breve. La psicóloga nos dejó sacar un par de
cervezas a cada una de la reserva de alcohol, y nos
soltamos tanto que llegué a expresar chapuceramente la
idea de mantener algún tipo de contacto una vez
terminada la misión. Para entonces ya había dejado de
atender a mis reacciones fisiológicas o psicológicas a las
esporas y descubrí que la topógrafa y yo nos llevábamos
mejor de lo esperado. La antropóloga seguía sin caerme
muy bien, pero básicamente en el contexto de la misión,
no por algo que me hubiera dicho. Consideraba que, una
vez en el terreno, así como algunos atletas son buenos
practicando pero no en competición, ella había
demostrado hasta el momento muy poca resistencia
mental. Aunque el solo hecho de presentarse a semejante
misión ya significaba algo.
Cuando, estando sentadas en torno a la hoguera, el
lamento nocturno procedente de la marisma llegó poco
después del ocaso, al principio le respondimos gritando,
en una muestra de ebria fanfarronada. La bestia de las
marismas nos parecía un viejo amigo comparado con la
torre. Confiábamos en que al final lo fotografiaríamos,
documentaríamos su comportamiento, lo etiquetaríamos
y le asignaríamos un puesto en la taxonomía de los seres
vivos. Llegaríamos a conocerlo de un modo que, nos
temíamos, nunca conoceríamos la torre. Pero dejamos de
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