Page 91 - Dimension De Milagros - Robert Sheckley
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recíproca. Los días de semana puede vérsele en el Museo
Maudsley de Aplicaciones Históricas de la Energía.
—Eso es realmente espeluznante — dijo Carmody—.
¿Nadie puede hacer algo por tu amigo?
—Nadie se atreve a llamar la atención de Maudsley
hacia su error —dijo el Premio—; detesta tener que
admitirlos, y puede ser muy desagradable si se siente
acosado.
El Premio debió percibir la expresión en el rostro de
Carmody, porque se apresuró en agregar:
—Pero no te alarmes por eso... Maudsley no es
maligno; en realidad es un individuo de buen corazón. Le
gusta el elogio, como a todos nosotros, pero detesta la
adulación. Limítate a hablar y hazte conocer, demuestra
admiración, pero evita la lisonja, no aceptes lo que no te
gusta, pero no seas testarudo en tus críticas; en resumen,
actúa con moderación excepto cuando se requiera de una
actitud más firme.
Carmody quiso decirle que ese consejo era peor que
no recibir consejo alguno; en realidad era peor, ya que
sólo conseguía ponerle nervioso. Pero ya no había
tiempo. Llegó Maudsley, un hombre alto, de pelo blanco,
con pantalones de jeans y una chaqueta de cuero, en
medio de dos hombres con traje de calle con los que
hablaba vehementemente.
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