Page 837 - Kraken - China Mieville
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muerto había regresado, el equilibro de poderes se
había ido al cuerno, y los distritos de Londres eran
el Peloponeso: mientras el mundo se preparaba
para alcanzar su fin, esta era su gran guerra
polivalente.
—Tengo que… —dijo Billy; pero ¿qué? ¿Tenía
que qué? Dane y él se miraron mutuamente.
Los autónomos estaban desmandados.
Matones hinchados como pavos, con trucos
aprendidos de cualquier manera; conciencias
nacidas en cubas, prófugos de experimentos;
segundos de a bordo de toda clase de grupúsculos
criminales que decidían que ¡Ya está bien!, era su
oportunidad. La ciudad estaba rebosante de
mercenarios cumpliendo vendettas caducas,
mientras la huelga se sofocaba y los familiares
volvían al trabajo, poco a poco, derrotados, en
condiciones punitivas, terribles.
No importa, pensaban algunos, aquellos cuyas
condiciones eran peores. Unos cuantos días más y
nos habremos ido todos para siempre.
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