Page 718 - Herederos del tiempo - Adrian Tchaikovsky
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es asombrosa. Más de una araña debe estar
pensando: ¿Cómo podemos combatir contra algo así?
Y entonces las armas de la nave arca abren fuego.
Su aproximación estaba calculada para situar la
tela ecuatorial en el punto de mira de los láseres
anti asteroides que lleva en la parte delantera, y
en ese raudo paso, la Gilgamesh emplea a fondo
su ventana de oportunidad. La tela no tiene un
centro, ni ningún punto vital donde un ataque
preciso pueda causar amplios daños, y por tanto
los láseres la desgarran indiscriminadamente,
deshaciendo hilos, cortando nódulos en dos,
abriendo grandes desgarrones en la estructura de
la tela. Mueren arañas: expuestas súbitamente al
vacío, arrojadas al espacio o cayendo hacia el
planeta, algunas incluso vaporizadas por la ira
incendiaria de los propios láseres.
Portia recibe informes de daños incluso mientras
ella y su grupo de pares de guerreras se preparan
para su contraataque. Es consciente de que han
perdido, en un solo instante de fuego, un cierto
número de soldados, y una cierta proporción de
sus armas, todo ello destruido ciegamente.
Bianca se pone en contacto con ella, y su radio
vibra con la corriente eléctrica para simular los
ritmos danzarines del habla.
El plan de batalla sigue en marcha, confirma Bianca.
Ya dispone de una imagen completa de lo que
han perdido y de lo que aún conservan. Portia no
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