Page 792 - Herederos del tiempo - Adrian Tchaikovsky
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su propia presencia en sus creadoras arácnidas, y
ser atraída por esa similitud. «Parentesco» a nivel
submicrobiano, de forma que uno de los grandes
gigantes de la Gilgamesh, esos asombrosos y
descuidados dioses creadores salidos de la
prehistoria, pudiera contemplar a Portia y su
pueblo y reconocerlas como hijas suyas.
Una vez que la lanzadera ha aterrizado, las
arañas se acercan a ella, una marea móvil cubierta
de pelo gris, patas, colmillos y ojos sin párpado.
Kern observa cómo se abre la escotilla, y aparecen
los primeros humanos.
Solo son un puñado. Esto es, en esencia, un
experimento para comprobar si el fragmento del
nanovirus ha producido el efecto deseado.
Los humanos descienden entre la marea de
arañas, cuyos cuerpos duros y punzantes chocan
contra ellos. No se ve ninguna repulsión
evidente, ni pánico repentino. Los humanos, ante
los ojos reconfigurados de Kern, parecen
completamente a sus anchas. Una incluso
extiende la mano, dejando que pase sobre las
espaldas apelotonadas. El virus en ellos les está
diciendo: Son nosotros; son como nosotros. A las
arañas les dice lo mismo, el fragmento mutilado
del virus atraído por sus primos más completos:
Somos como vosotros.
Y Kern adivina, entonces, que la manipulación de
las arañas puede ir más lejos de lo que habían
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