Page 262 - El hombre ilustrado - Ray Bradbury
P. 262

—Excelente  —dijo  Simms—.  En  verdad,  son


           ustedes  unos  románticos  incorregibles.  Huyendo


           de sus responsabilidades.



           —Huyendo del horror.


           —Tonterías. Sólo una guerra.



           —¿De qué hablan? —preguntó el señor Melton.



           Susan  quiso  decírselo.  Pero  sólo  podía  hablar  de


           generalidades. La barrera psicológica admitía sólo


           eso. Generalidades, como las que discutían Simms


           y William.


           —Sólo la guerra —dijo William—. ¡La mitad de la


           población mundial destruida por bombas de lepra!



           —Los habitantes del futuro —indicó Simms— están


           resentidos.  Ustedes  dos  descansando  en  una

           especie de isla tropical mientras ellos se precipitan


           en los abismos infernales. La muerte quiere muerte.


           Se muere mejor si se sabe que a otros les pasa lo


           mismo. Es bueno oír que no se está solo en la tumba.


           Soy el guardián de ese resentimiento colectivo.


           —¡Miren  al  guardián  del  resentimiento!  —dijo  el


           señor Melton a sus acompañantes.



           —Cuanto  más  me  hagan  esperar,  peor  para


           ustedes. Lo necesitamos en la fábrica de bombas,

           señor.  Vuelvan.  No  habrá  torturas.  Más  tarde,  lo


           obligaremos a trabajar, y cuando las bombas estén


           terminadas, ensayaremos en usted algunos nuevos


           y complicados aparatos.





                                                                                                          261
   257   258   259   260   261   262   263   264   265   266   267