Page 131 - Arcana Mundi - Elizabeth Bear
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         números  primos  se  había  filtrado  fuera  de  los  círculos

         científicos  —o  había  sido  publicada—  y  una  incontable


         sucesión  de  comentaristas  la  estaba  analizando  con  un

         discurso  menos  rico  en  matices  que  el  suyo.  Los  primos

         mayores  le  preguntaron  a  Ferron  si  había  oído  lo  de  la

         estrella; dos hermanas y un tío le dijeron que su madre la


         había estado buscando. Todas las sobrinas y los sobrinos y

         los primos más pequeños querían ver a la gata.



                La  mausi  mayor  de  Ferron  le  dio  una  charla  de  cinco

         minutos sobre cómo un poquito de cirugía estética podría


         hacerla más atractiva en el mercado del matrimonio y ¿no

         había pensado en aclarar el tono caoba oscuro de su piel y

         dejarlo en un color trigueño «más bonito»? Como por arte

         de magia en la mano de la mausi apareció un plato de idlis


         con sambaar que pasó de la suya a la de Ferron. «¿Y cómo vas

         a conseguir un hombre con lo delgaducha que estás?».



                Ferron  tardó  veinte  minutos  en  alcanzar  su  pequeño

         apartamento,  que  hacía  tres  noches  que  había  dejado


         preparado para dormir. Humo vino trotando a verla: una

         variedad de zorro con el pelaje más suave imaginable, color

         carbón y plata, de entre el que emergía un triangular rostro

         sonriente  de  ojos  como  negras  piedras  preciosas.  Sus


         antepasados habían sido zorros de granja criados en Rusia

         por su pelaje. Los investigadores habían experimentado con
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