Page 20 - El Horror De Dunwich - H P Lovecraft
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especular tanto como quisiera sobre el otro
progenitor. Por el contrario, la feliz madre parecía
extrañamente orgullosa del niño moreno y con
facciones cabrías, que tanto contrastaba con su
propio albinismo enfermizo y de ojos rosados, y se
la escuchó murmurar curiosas profecías acerca de
sus insólitos poderes y su futuro portentoso.
Lavinia bien podía murmurar tales cosas
porque era una criatura solitaria, acostumbrada a
vagabundear durante las tormentas eléctricas de las
colinas y a tratar de leer los grandes libros olorosos
que el padre había heredado de los Whateley a lo
largo de dos siglos y que se estaban cayendo a
pedazos por culpa de la edad y los gusanos. Lavinia
nunca había ido a la escuela, pero conocía
numerosos fragmentos incoherentes de antigua
sabiduría popular que el viejo Whateley le había
enseñado. La gente siempre había temido aquella
granja apartada debido a la reputación del viejo
Whateley de entregarse a ritos de magia negra; la
muerte violenta, nunca explicada, de la señora
Whateley cuando Lavinia tenía doce años, no había
ayudado a hacer popular el sitio. Aislada y entre
extrañas influencias, a Lavinia le gustaban los
ensueños salvajes y majestuosos y las ocupaciones
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