Page 23 - El Horror De Dunwich - H P Lovecraft
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rebosar  de  ganado.  Llegó  un  momento  en  que  la


              gente  sintió  bastante  curiosidad  como  para


              acercarse  a  escondidas  y  contar  las  cabezas  de


              ganado  que  pastaban  precariamente  en  la



              empinada  ladera  sobre  la  vieja  granja,  y  nunca


              contaron más de diez o doce ejemplares anémicos,


              de aspecto exangüe. Era evidente que alguna plaga


              o enfermedad, quizá debida a los pastos malsanos


              o a los mohosos y pestilentes tablones del establo,


              había  provocado  una  gran  mortandad  entre  los


              animales  de  Whateley.  Extrañas  heridas  o  llagas,



              con aspecto de incisiones, parecían afligir al ganado


              que se veía; y una o dos veces, durante los primeros


              meses, algunos chismosos imaginaron que podían


              distinguir  llagas  semejantes  en  la  garganta  del


              canoso y desaseado anciano, así como en la de su


              sucia y desgreñada hija albina.




                     La  primavera  siguiente  al  nacimiento  de


              Wilbur, Lavinia volvió a sus acostumbrados paseos


              por las colinas, llevando en sus desproporcionados


              brazos a su hijo moreno. El interés público por los



              Whateley disminuyó luego de que la mayoría de los


              lugareños  vio  al  bebé,  y  nadie  se  preocupó  por


              comentar el rápido desarrollo del retoño.




                     El  crecimiento  de  Wilbur  era,  en  verdad,






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