Page 21 - El Horror De Dunwich - H P Lovecraft
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singulares. No estaba muy atada a las tareas
domésticas en un hogar donde toda norma de
orden y limpieza había desaparecido hacía tiempo.
La noche en que Wilbur nació, se oyó un grito
espantoso que arrancó ecos incluso por encima de
los ruidos de las colinas y el ladrar de los perros,
pero ningún médico ni comadrona conocidos
asistieron al alumbramiento.
Los vecinos no supieron nada del niño hasta
una semana más tarde, cuando el viejo Whateley
recorrió el camino cubierto de nieve a Dunwich en
su trineo y lanzó un discurso incoherente a los
aldeanos reunidos en el negocio de Osborn. Parecía
haberse producido un cambio en el anciano —un
nuevo elemento de secretismo en el cerebro
nublado, que lo había transformado de objeto en
sujeto de miedo—, aunque no era persona que se
dejara perturbar por comunes avatares familiares.
Aun así mostraba algo del orgullo que se advertiría
más tarde en su hija, y lo que dijo acerca de la
paternidad del niño fue recordado años después
por muchos de sus oyentes.
—No me importa lo que piense la gente. Si el
chico de Lavinia se parece a su padre, no se
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