Page 93 - El Horror De Dunwich - H P Lovecraft
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escrutinio, y se echó hacia atrás, exhausto. Su
esposa, al traerle la cena, lo encontró en un estado
semicomatoso; pero tenía la conciencia necesaria
como para advertirle con un grito áspero que se
apartara cuando vio que los ojos de la mujer se
dirigían a las notas que había tomado. Alzándose
penosamente, reunió los papeles garabateados y los
encerró en un sobre grande, que colocó de
inmediato en el bolsillo interior del traje. Tuvo la
energía suficiente como para llegar a su casa, pero
necesitaba con toda claridad ayuda médica y
llamaron de inmediato al doctor Hartwell. Cuando
el médico lo acompañó a acostarse. Armitage sólo
podía murmurar una y otra vez: «¿Pero qué
podemos hacer, en nombre de Dios, qué podemos
hacer?».
El doctor Armitage se durmió, aunque al día
siguiente deliró por momentos. No le dio
explicaciones a Hartwell, pero en sus instantes de
calma le habló de la necesidad imperiosa de tener
una prolongada entrevista con Rice y Morgan. Sus
devaneos demenciales eran de lo más alarmantes,
incluyendo alusiones frenéticas a destruir algo que
se encontraba en una granja cerrada con tablas bien
clavadas y fantásticas referencias a un plan para
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