Page 207 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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—Al llegar a la escena —dijo la señorita Pao—,
grabaron las actividades.
En el papel mediatrónico del juez Fang la gran
imagen de un mapa fue sustituida por una imagen
en movimiento. Las figuras estaban lejos, un
montón de píxeles relativamente oscuros que se
abrían paso Por un fondo gris como estorninos
reuniéndose antes de una tempestad de invierno.
Se hicieron mayores y mejor definidos a medida
que los aeróstatos se acercaban a la acción.
Había un hombre hecho un ovillo en la calle con
los brazos alrededor de la cabeza. En aquel
momento ya habían guardado los nunchacos, y
las manos estaban ocupadas recorriendo los
innumerables bolsillos del traje del caballero. En
ese momento la imagen pasó a cámara lenta.
Apareció un reloj fugaz que osciló hipnóticamente
al final de una cadena de oro. Una pluma de plata
brilló como un cohete elevándose y desapareció
entre los pliegues de la vestimenta a prueba de
bichos de alguien. Y luego apareció algo más, más
difícil de distinguir: grande, casi negro, blando por
los bordes. Un libro, quizá.
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