Page 6 - STARMAN'S QUEST - Silverberg Robert
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existido realmente, hubiese hecho virtual e
instantáneamente accesible la Alfa del Centauro.
Sólo que James Hudson Cavour fue uno de esos
hombres trágicos cuya individualidad niega el valor de
sus obras; un solitario, un soñador, un obstinado, un
chiflado en suma que se alejó de la Humanidad para
perfeccionar la navegación hiperespacial y que de vez
en cuando hacía saber que estaba a punto de alcanzar el
éxito.
En el año 2570 un enigmático comunicado final dijo
a unos pocos que Cavour había triunfado en su empeño o
iba a triunfar en breve; otros, menos crédulos, vieron en
este último mensaje del astronauta la extravagante
jactancia de un demente. Poco importa qué
interpretación se dio al contenido del comunicado. De
James Hudson Cavour no se volvió a saber más.
Un puñado de apasionados siguió creyendo que había
superado la velocidad de la luz y conseguido dar al
género humano los medios de arribar en un instante a las
estrellas. Se rieron de ellos tanto como de Cavour. Y las
estrellas seguían lejanas...
Seguían distantes, pero se podía llegar hasta ellas. Se
encargó de demostrarlo el sistema Lexman.
Lexman y sus compañeros habían resuelto el
problema de la navegación iónica en 2337, tras algunas
décadas de investigaciones y experimentos. Podía el
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