Page 7 - STARMAN'S QUEST - Silverberg Robert
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hombre alcanzar, más sin excederlo, el límite teórico de la
velocidad del universo: la velocidad de la luz.
Las naves impulsadas por las máquinas inventadas
por Lexman podían viajar a velocidades ligeramente
menores que la máxima velocidad de 300.000 kilómetros
por segundo. El hombre podía tocar ya con la mano las
estrellas.
El viaje era largo. Aun a velocidades tan fantásticas
como la de la nave de Lexman, se tardaba nueve años en
llegar a la más cercana de las estrellas, hacer parada en
ella y regresar; doscientos quince años se necesitaban
para ir a una estrella tan lejana como Bellatrix, y otros
tantos para volver. Esto suponía un adelanto —si se
tiene en cuenta lo relativamente difícil que resultaba
navegar por el espacio en las máquinas que se conocían
entonces—, pues un viaje de la Tierra a Plutón duraba
muchos meses, y era casi increíble que se pudiera efectuar
uno a las estrellas.
El sistema propulsor de Lexman operó muchos
cambios: dio las estrellas a los hombres; trajo a la Tierra
seres, productos e idiomas extraños.
Pero Cavour no supo prever que había que luchar con
un factor necesario que estaba incluido en la navegación
interestelar a velocidad menor que la de la luz: la
Contracción de Fitzgerald.
A bordo de las grandes astronaves que atravesaban el
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