Page 1072 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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Londres el centro de una imperio planetario, York Place

           dividía Baker Street.




                 Helen  Tamberly  recibió  al  recién  llegado  con

           amabilidad  y  mandó  pedir  el  té.  La  Patrulla  la  había

           curado de cualquier racismo victoriano. Por necesidad, la

           lengua  pasó  a  ser  el  temporal,  porque  ella  no  hablaba


           español (ni quechua) y el inglés no era lo suficientemente

           importante  en  la  vida  de  Vásquez,  ya  fuese  antes  o

           después de unirse a la Patrulla, para haberse molestado

           en aprender algo más que unas frases sueltas.




                 —He  descubierto  muy  poco  —dijo—.  Era  una

           empresa especialmente difícil, más aún tan de improviso.

           Para los españoles era simplemente otro indio. ¿Cómo iba

           a  acercarme  a  uno  de  ellos  y,  menos  aún,  hacer


           preguntas?  Podrían  haberme  azotado  por  insolencia,  o

           ejecutado inmediatamente.



                 —Los  conquistadores  eran  una  panda  de  bas…  de

           perros del infierno, cierto —comentó Everard—. Por lo


           que  recuerdo,  después  de  la  entrega  del  rescate  de

           Atahualpa,  Pizarro  no  lo  liberó.  No,  lo  puso  ante  un

           tribunal de pega por cargos falsos y lo condenó a muerte.

           A ser quemado vivo, ¿no?



                 —La pena fue conmutada por estrangulación cuando



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