Page 1168 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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—Ah, sí —dice. Qué amable—. Es típico de ti, creo,

           preguntar primero por los otros. Bien, tienes también un


           papel  que  representar.  Te  devolveremos  a  las  islas

           Galápagos, vestida con la misma ropa de entonces, unos

           pocos  minutos  después.  Te  reunirás  con  tus  amigos,


           terminarás el viaje, volarás desde Baltra a ese manicomio

           conocido como Aeropuerto Internacional de Guayaquil,

           y de vuelta a casa, a California.



                 —¿Y luego? ¿Luego?



                 —Lo que suceda después lo decides tú —prosigue—.


           Puedes  aceptar  el  condicionamiento.  No  es  que  no

           confiemos en ti, pero la regla es estricta. Repito que es

           indoloro  y  no  provoca  ningún  daño  y,  como  estoy

           convencido  de  que  jamás  nos  delatarías,  para  ti  no


           representará  ninguna  diferencia.  Podrás  seguir  con  tu

           vida  del  siglo  XX.  Cuando  tú  y  tu  tío  Steve  estéis  en

           privado, podrás hablar libremente con él.



                 Tensó los tendones, acumuló valor.



                 —¿Tengo otra elección?



                 —Claro. Puedes convertirte en viajera del tiempo.



                 Increíble. ¿Yo? Y sin embargo lo esperaba. Pero:



                 —Yo, yo, yo me pregunto si seré una buena policía.

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