Page 198 - El largo viaje a un pequeño planeta iracundo - Becky Chambers
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que empezaba a sudar. «Estrellas, debo de parecer
patético», pensó. Pero Pepper se limitó a sonreír
perezosamente y se encogió de hombros.
—Tú mismo. —Ella recapacitó un instante, con el
rostro más serio—. Pero debo decirte, como amiga,
que si te cruzas con un kit corporal, y te contactaré si
por algún golpe de suerte astronómico encuentro un
proveedor, espero, de verdad, que sepas lo que haces.
—Tendré cuidado.
—No, Jenks —repuso Pepper. En su voz no había la
menor señal de que fuera algo sujeto a discusión—.
No hablo de que hagas que te detengan. Hablo de que
hagas algo peligroso. Odio jugar la carta de la‐
historia‐de‐mi‐pasado‐es‐triste, pero escucha: soy el
producto final de unas personas muy estúpidas y con
buenas intenciones que creyeron que sería una gran
idea redefinir la humanidad. No empezó siendo
mucho. Una modificación aquí, un ajuste allá. Pero
creció, como siempre ocurre, hasta que se convirtió en
algo fuera de toda razón. Por ese mismo motivo están
prohibidos los kits corporales. Personas que saben
muchísimo más sobre ética que tú y yo creyeron que
la CG no estaba preparada o equipada para mantener
una forma nueva de vida. Y sí, tal como están las
cosas, a las IA se las trata como mierda. Ya sabes que
yo estoy a favor de darles todos los derechos. Pero es
territorio pantanoso, Jenks, y por mucho que odie
decirte esto, no estoy segura de que los kits corporales
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