Page 118 - A La Deriva En El Mar De Las Lluvias - Varios Autores
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—No pasa nada —le musitó—. Sea lo que sea, no
pasa nada.
Por fin Lycan la miró, tenía los ojos enrojecidos.
—Me gustas de verdad, Mira. Creo que incluso te
quiero. Pero no soy rico. No puedo permitirme
resucitarte y nunca podré. Ni siquiera aunque
vendiese todo lo que tengo.
Ella ni siquiera se había dado cuenta de las
muchas esperanzas que había abrigado hasta que se
vieron truncadas.
—Bueno, no es culpa tuya, supongo. —Intentó
sonar alegre, pero por dentro sentía una profunda
desesperación.
Lycan asintió con la cabeza.
—Siento haberte mentido.
Mira no tuvo que preguntarle por qué venía aquí
y fingía que buscaba una esposa si no podía
permitirse resucitar a nadie. Aquí todas las mujeres
debían tratarlo bien, sin perder detalle de lo que dijera
con la esperanza de que las eligiese y las liberase de
su largo sueño. ¿En qué otra parte le iban a hacer tanto
caso a un tipo como Lycan?
—¿Puedes perdonarme? —preguntó Lycan con la
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