Page 130 - A La Deriva En El Mar De Las Lluvias - Varios Autores
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El corazón de Mira latía tan rápido que era como
si tuviera alas batiéndole en el pecho. Lucía dormía
con la cabecita apoyada en el acelerado corazón de
Mira. El ascensor las elevó y el enorme atrio se abrió
a sus pies mientras la gente en el suelo se convertía en
puntitos.
Quería echar a correr, pero no aceleró el paso, sus
zapatos transparentes golpeteando en el suelo de
mármol.
Lloró cuando Jeanette abrió los ojos, le pasó los
dedos por detrás de una oreja blanquiazulada, le rozó
los labios azules.
Jeanette sollozó. Para ella habría pasado sólo un
instante desde que Lycan habló con ella.
—Lo has conseguido —dijo Jeanette con esa
horrible voz ronca de muerta. Se fijó en el bebé,
sonrió—. Me alegro por ti. —Tan propio de Jeanette,
no pedir nada, ni siquiera por su vida. Si Jeanette
hubiera ido a la caja de Mira viva y de una pieza, las
primeras palabras que habrían salido de su rígida
boca habrían sido: «Sácame de aquí».
Los votos de una boda les llegaron desde un nivel
un poco más arriba, la voz del marido fuerte y segura,
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