Page 138 - A La Deriva En El Mar De Las Lluvias - Varios Autores
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en lo que eres ahora, sea lo que sea eso.




                  —Sigo  siendo  su  hijo,  y  tenías  mis  datos  de


           contacto.




                  Me lo quedé mirando fijamente.




                  —Bueno, a lo mejor es que no eres mi hijo. Ya no.




                  —Lamento que pienses así. —Se puso a husmear


           de repente—. Huele como a rancio.




                  —Las  casas  viejas  y  cansadas  son  como  las


           personas viejas y cansadas —le dije—. No todos los


           cilindros carburan.




                  —Podrías mudarte a otro sitio más pequeño, más


           nuevo.




                  —Esta casa y yo hemos envejecido juntos. No todo


           el mundo sueña con trasladarse a Alfa como‐porras‐


           se‐llame.




                  Miró en rededor.




                  —¿Dónde está?




                  —En tu antiguo cuarto.




                  Dio media vuelta y salió al pasillo.




                  —¿Todavía  no  has  cambiado  esa  antigualla?  —


           Señaló una vieja mesa adosada a la pared—. Ya estaba




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