Page 152 - A La Deriva En El Mar De Las Lluvias - Varios Autores
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Saqué otro frasquito.




                  —Pero si acabas de decir que por las noches solo


           se tiene que tomar dos pastillas.




                  —Y así es. —Levanté el tercer bote—. Esto de aquí


           son comprimidos de azúcar. Se los dejo en el tocador.




                  —¿Comprimidos de azúcar? —repitió, con lo que


           supuse que era el ceño fruncido por la perplejidad.




                  —Todavía cree que se puede medicar ella sola. No


           es  el  caso,  ni  mucho  menos,  pero  así  conserva  la


           ilusión. Así, si hoy se toma seis y mañana ninguna



           porque se le ha olvidado, no pasa nada.



                  —Eres muy considerado.




                  —Llevo  casi  medio  siglo  enamorado  de  ella  —



           respondí—. Podría haberla metido en una residencia


           e  ir  a  visitarla  a  diario…  o  cada  dos  semanas.


           Seguramente no notaría la diferencia. Pero hago esto


           porque la quiero. Aunque ella no se dé cuenta, debe


           de sentirse más a gusto en su propia casa, rodeada de


           recuerdos y fragmentos de su vida. Por eso la trasladé


           a tu habitación en vez de al cuarto de invitados; las



           fotos,  los trofeos,  incluso  el viejo guante  de béisbol


           que está guardado en el armario, eso es lo único que


           le queda de ti. —Lo fulminé con la mirada—. Yo no


           me aparté de su vida durante once años para regresar


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