Page 32 - A La Deriva En El Mar De Las Lluvias - Varios Autores
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Cuando dejé a Sheldon me notaba más agitada de
lo que quería reconocer. Miré por la ventanilla del
tren ligero, la vista clavada en el cielo sepia. Los tonos
rosados eran más intensos cerca del horizonte por la
puesta de sol que, aunque en Marte era más oscura y
rojiza, podía ser tan soberbia como en la Tierra gracias
al polvo.
Es duro plantearse una posibilidad que se anhela
y saber que la decisión correcta es descartarla. Me
explico: yo quería ir, nunca me iba a encontrar con
otra oportunidad como esta, era demasiado mayor
para las misiones normales y lo sabía. Sheldon lo
sabía. Y Nathaniel también lo sabría. Ojalá él no
hubiera estado metido en este negocio, porque así
habría podido mentirle diciéndole que «para más
adelante». Él conocía el programa espacial demasiado
bien para que le pudiera engañar.
Y tampoco me creería si le decía que no quería ir,
porque sabía demasiado bien cuánto añoraba las
estrellas.
Que es justo para lo que creo que ninguno de
nosotros estaba preparado cuando vinimos a Marte.
La fina atmósfera del planeta hace que aquí el cielo
nocturno al aire libre sea espectacular. Sin embargo,
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