Page 44 - A La Deriva En El Mar De Las Lluvias - Varios Autores
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—Calla, ya casi estamos. Te lavaremos.




                  —Lo siento. Lo siento.




                  Empujó el andador con la cabeza gacha, dejando


           tras  él  un  rastro  de  húmedas  pisadas.  Al  hedor  a


           amoniaco de la orina se le unió el de excrementos.




                  Le ayudé a bajarse el pijama. El peso del pantalón


           había hecho que se le escurriera cadera abajo. Por las


           piernas le corrían unos regueros oscuros que gotearon


           sobre la alfombrilla del baño. Le ayudé a sentarse en



           la taza.




                  Mi marido agachó la cabeza y lloró.



                  Recuerdo  haber  mojado  una  toalla  y  habérsela



           pasado por las piernas. Estoy segura de que debí de


           limpiar el suelo y echar el pijama sucio a la lavadora,


           aunque  gracias  a  Dios  esos  detalles  se  han


           desvanecido  de  mi  memoria.  Sin  embargo,  lo  que


           muy a mi pesar no consigo olvidar es a Nathaniel ahí


           sentado, llorando.









                  Al día siguiente le pedí a Genevieve que trajera


           pañales para adultos. Lo más extraño fue lo familiar


           que me resultó el paquete. Yo los había utilizado en



           los  lanzamientos  cuando  teníamos  que  permanecer




                                                                                                                44
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