Page 151 - Triton - Samuel R. Delany
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acababa de preguntar; su mente, acostumbrada a tales

           meandros, sólo había sido capaz de llegar a una especie


           de  incesto  generalizado,  o  incluso  narcisismo,  cuya

           negación  era  la  razón  de  esos  otros  gustos,  ahora

           (interesantemente) actualizados.


                —Por  supuesto  —dijo  la  Púa—,  todo  esto  suena

           terriblemente  extraño,  el  ser  un  prostituto  y  todo  lo


           demás.  —Le  miró  de  nuevo—.  ¿Qué  pensaban  tus

           padres?

                Él se encogió de hombros; ella acababa de rozar un


           área  incómoda;  pero  él  siempre  había  pensado  que  la

           honestidad era una buena cosa en asuntos del sexo.

                —En realidad, nunca hablé de eso con ellos. Ambos


           eran  operadores  de  ordenador  en  construcción  civil...,

           trabajadores  de  poca  importancia  para  vosotros.  Se

           sentían más bien melancólicos acerca de todo, y supongo


           que  eso  no  hubiera  hecho  otra  cosa  que  ponerles  más

           melancólicos aún.


                —Mis  padres  —dijo  ella,  con  un  bostezo—,  los

           nueve..., son granjeros del hielo en Ganímedes. No hay

           ciudades  para  ellos.  Son  buena  gente,  ¿sabes?  Pero  no


           pueden ver más allá del siguiente deshielo de metano. Se

           hubieran sentido muy felices si yo me hubiera dedicado


           a los ordenadores, como tú..., o como Miriamne. Pero me

           temo  que  el  teatro  está  un  poco  más  allá  de  su

           comprensión. No es que lo desaprueben, ¿sabes?, es sólo




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