Page 150 - Las Estrellas Mi Destino - Alfred Bester
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oportunidad a bordo del Nomad. Había comida y sabía a
dónde trataba de ir. Podía...
Se detuvo en seco y se irguió de un salto.
—¡Jiz!
—No hables tanto.
Foyle tocó el suelo bajo él y arrancó terrones de tierra y
puñados de hierba. Los apretó contra la cara de ella.
—Huele esto —rio—. Pruébalo. Es hierba. Tierra y hierba.
Debemos estar fuera de la Gouffre Martel.
—¿Qué?
—Es de noche aquí fuera. Noche cerrada. El cielo está
cubierto. Hemos salido de las cavernas sin enterarnos.
¡Estamos fuera, Jis! Lo hemos conseguido.
Se pusieron en pie, atisbando, escuchando, oliendo. La
noche era impenetrable, pero oyeron el suave suspiro de
los vientos nocturnos, y el dulce aroma de las plantas. A lo
lejos aulló un perro.
—Dios mío, Gully —susurró incrédula Jisbella—. Tienes
razón. Estamos fuera de la Gouffre Martel. Todo lo que
tenemos que hacer es esperar el amanecer.
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