Page 175 - Las Estrellas Mi Destino - Alfred Bester
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—Ven.
—¿A dónde?
—A la nave de Sam —Foyle llevó su enorme mano ante los
ojos de Jisbella: en su palma se encontraba un grupo de
radiantes llaves—. Tengo sus llaves. Ven.
—¿Te las dio?
—Las cogí de su cadáver.
—¡Ogro! —comenzó a reír—. Mentiroso... sanguijuela...
tigre... ogro. El cáncer que camina: Gully Foyle.
No obstante, lo siguió a través de la tempestad de nieve
hasta el faro de Montauk.
A los tres acróbatas ataviados con pelucas empolvadas, a
las cuatro vistosas mujeres que llevaban serpientes pitones,
a un niño de rizos dorados y cínica boca, a un duelista
profesional con armadura medieval, y a un hombre que
usaba una pierna de cristal hueca en la que nadaban peces
de colores, Saúl Dagenham les dijo:
—De acuerdo, la operación ha terminado. Llamad a los
demás y decidles que regresen a los cuarteles de los
Correos.
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