Page 198 - Las Estrellas Mi Destino - Alfred Bester
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—Escúchame y haz lo que te digo. Regresa a nuestra nave.
Vacíala. Echa afuera todo lo que no necesitemos... hasta la
comida, excepto las raciones de emergencia.
—¿Por qué?
—Porque no sé cuantas toneladas pesa esta caja, y tal vez
la nave no pueda con ellas cuando volvamos a estar bajo la
acción de la gravedad. Tenemos que curarnos en salud.
Significará un viaje de regreso duro, pero vale la pena.
Vacía la nave. ¡Rápido! ¡Vamos, muchacha, vamos!
La empujó y, sin volver a mirarla, atacó la caja. Estaba
construida en el acero estructural del casco, una masiva
bola de acero de un metro y medio de diámetro. Estaba
soldada al costillaje del Nomad en doce puntos diferentes.
Foyle atacó cada una de las soldaduras por turno con
ácidos, perforadoras, termita y refrigerantes. Estaba
operando sobre la teoría de la fatiga estructural: calentar,
helar y corroer el acero hasta que su estructura cristalina
quedase distorsionada y destruida su fortaleza física.
Estaba cansando al metal.
Jisbella regresó, y se dio cuenta de que habían pasado
cuarenta y cinco minutos. Estaba chorreando y temblando,
pero el globo de la caja fuerte colgaba libre del casco con
una docena de burdos asideros surgiendo de su superficie.
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