Page 271 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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las tiras colgaron a su alrededor hasta que
Moses le ayudó a ajustárselas.
Filby volvió con algo en la mano; era una
taza de té en un plato de porcelana
resquebrajado y con una galletita a un lado.
No pude evitar reírme.
—Filby, el destino nunca deja de
sorprenderme. Aquí nos tienes, a punto de
viajar en el tiempo en este amenazador fuerte
móvil, ¡y nos sirves té y pastas!
—Bien, este asunto ya es lo suficientemente
complicado sin los placeres de la vida. ¡Ya
debes de saberlo!
Bebí el té; estaba tibio y un poco amargo.
Reconfortado, me volví, incongruentemente,
algo malicioso. Creo que eso era una muestra
de la fragilidad de mi estado mental, y que
estaba poco dispuesto a enfrentarme al
futuro o a la perspectiva de un 1938 en
guerra.
—Filby —le dije para molestarle—, ¿no ves
nada... ah... raro en mis acompañantes?
—¿Raro?
Le presenté a Moses, y el pobre Filby
comenzó una sesión de observación que hizo
que el té le corriese por la barbilla.
—Y éste es el verdadero impacto del viaje en
el tiempo —le dije a Filby sincero—. Olvida
todo eso del Origen de las Especies o el Des‐
tino de la Humanidad. Sólo cuando te
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