Page 574 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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—¡Qué  impresionantes  deben  de  ser  los


                  nuevos humanos! No quiero ser duro con los


                  Morlocks,  viejo  amigo,  ¡pero  qué  diferencia

                  de  ambiciones  y  energía!  Quiero  decir,  una


                  cosa  es  una  Esfera  alrededor  del  Sol,  pero


                  enviar a tus propios hijos a las estrellas...


                  —Es  cierto  que  nuestras  ambiciones  se

                  limitaban  al  control  cuidadoso  de  una  sola


                  estrella, y tiene lógica, porque así se obtiene


                  más  espacio  vital  para  la  especie  que  por

                  medio  de  miles,  de  millones  de  saltos


                  interestelares.


                  —Oh, puede que sí —dije—, pero ni de lejos


                  es tan espectacular, ¿no?

                  Se  ajustó  la  máscara  y  miró  la  Tierra


                  destruida.


                  —Quizá  no.  Pero  el  control  de  recursos

                  finitos,  incluso  de  la  Tierra,  parece  que  es


                  una  competencia  que  los  nuevos  humanos


                  no poseen.


                  Vi que tenía razón. A medida que la luz de

                  las naves interestelares caía sobre el mar, los


                  restos de Primer Londres se deterioraban to‐


                  davía  más  —las  ruinas  parecían  burbujear,

                  como  si  se  licuasen—  y  el  mar  se  hizo  más


                  gris y el aire más irrespirable. El calor era ya


                  intenso, y separé la camisa del pecho, donde


                  se me había pegado.

                  Nebogipfel se movió en el banco, mirando a


                  su alrededor incómodo.



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