Page 575 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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—Creo... si pasa, será rápido...
—¿El qué?
No contestó. El calor era mucho más severo
que el que recordaba de la jungla del
Paleoceno. Las ruinas de la ciudad,
desperdigadas sobre las colinas de basura
marrón, parecían temblar, haciéndose
irreales.
¡Y entonces —con un resplandor tan intenso
que oscureció el Sol— la ciudad estalló en
llamas!
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INESTABILIDADES
El fuego devorador nos tragó durante una
fracción de segundo. Un nuevo calor —
insoportable— recorrió el coche del tiempo,
y grité. Pero, afortunadamente, el calor se
retiró tan pronto como se apagó el incendio
de la ciudad.
En aquel instante de fuego, la antigua ciudad
desapareció. Primer Londres desapareció de
la superficie de la Tierra, y lo que quedó fue‐
ron unos pocos salientes de cenizas y
ladrillos fundidos; y aquí y allá rastros de
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