Page 445 - Hijos del dios binario - David B Gil
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apetezca.


                  Bebió un poco de café, y se sintió reconfortada


           por primera vez en muchas horas.


                  —Ahora,  hablemos  de  negocios  —dijo  Daniel,



           apoyándose contra la mampara de cristal que daba


           a  la  vasta  oscuridad  del  aeródromo—.  Yo  he


           cumplido mi parte. ¿Qué hay de la suya?


                  Alicia midió bien sus palabras, sabía que aquel


           hombre no era su amigo y que se aprestaba a tomar


           parte en un juego difícil.


                  —Antes  dijo  que  estaba  llevando  esta



           investigación usted solo. ¿Qué investiga y por qué


           necesita la información que yo poseo?


                  Él  sonrió  ante  el  coraje  que  ella  demostraba.


           Probablemente estaba viviendo la peor noche de su


           vida  y  aun  así  no  se  rendía,  seguía  dispuesta  a


           hacer las cosas a su modo.


                  —Mire,  Alicia,  creo  que,  en  esencia,  es  una


           buena  persona.  Y  puede  que  esto  le  parezca  un


           cumplido, pero no lo es. En el mundo de esta gente,



           los  buenos  sentimientos  le  hacen  a  uno  débil  y


           prescindible, una víctima colateral en potencia. Se


           lo diré una última vez: por su bien, cuénteme todo


           lo  que  sabe  y  deje  que  le  consigamos  un  vuelo


           hacia Narita. En un par de días podrá reunirse con


           su familia.




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