Page 469 - Hijos del dios binario - David B Gil
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—Necesito ir al aseo —anunció finalmente
Alicia—. Pare ahí delante.
Él se encogió de hombros.
—Claro, por qué no. Tenemos todo el tiempo
del mundo.
Tomó el desvío hacia la estación de servicio que
había aparecido en la distancia, enmarcada en un
estridente fogonazo de luz blanca. Cuando por fin
se internaron en la zona de descanso, comprobaron
que se hallaba completamente desierta: ni
operarios ni otros viajeros.
Daniel se detuvo sobre una de las plataformas
de recarga. En cuanto desactivó el motor, una pila
comenzó a parpadear en el salpicadero. Desde que
salieron de Madrid había tomado la precaución de
circular exclusivamente con energía eléctrica, por si
necesitaban la potencia del motor de combustión
más adelante.
—No tarde mucho —le advirtió.
Alicia, que ya había cerrado la puerta, no hizo
ademán de escucharle.
La observó mientras se alejaba del coche,
taconeando con firmeza sobre el suelo de
hormigón. Se trataba de una mujer extraña, juzgó.
Su vida había descarrilado por completo y su
mirada era la de alguien que bordeaba
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