Page 94 - Historia Dominicana desde los aborigenes
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Pese a las debilidades de la mayoría de los hatos, su número aumentó mucho.
En el censo realizado por el gobernador Osorio, en 1606, había 189 hatos. Para
finales del siglo xviii había cerca de 1,000. La mayoría estaba en Santiago y los
más grandes en Azua. Otros estaban en Bayaguana, Los Llanos y San Juan de la
Maguana.
En la periferia de los hatos vivía una
gran cantidad de personas libres, los
llamados “libertos” con pocas tareas de
tierra, o sea, conucos muy pequeños
de auto consumo que utilizaban
de forma legal o informal y donde
producían plátano, ñame, maíz, auyama
y otros bienes. Habitaban en chozas
humildes, sin muebles y con hamacas;
producían víveres y criaban unos pocos
cerdos y aves. Muchos trabajaban por
temporadas en las propiedades de los
hateros.
Como los libertos carecían de recursos para hacerse hateros, muchos se dedicaron
a cosechar tabaco, sobre todo en la ciudad de Santiago. La producción de
tabaco creció, pero empleaba a poca población. De una porción de los libertos,
de los mulatos y de una parte de los canarios surgió la clase campesina que sería
mayoritaria en el siglo xix.
La Iglesia también tenía tierras y ganado,
que le donaban los sectores de mayor
poder económico. La Iglesia arrendaba
esas propiedades para obtener ingresos
y cubrir los gastos de las misas que hacía
por el alma de los donantes.
La interacción entre personas con
condiciones sociales distintas fue
conformando rasgos culturales comunes.
Los esclavos no se proponían destruir
el orden esclavista, pese a la debilidad
de este, sino que preferían aceptar
mecanismos que les permitieran lograr su
libertad y un posible ascenso social.
Historia dominicana: desde los aborígenes... 94 La recuperación del siglo XVIII

