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Narrativa
La alfombra roja
Jorge Emilio Abramian
E sólo apa- Su nombre completo era Steffano Nicanor Callias. Des-
⬥
n la edición papel del New York Times
reció como un breve cable, anecdótico, que leyó
con atención desproporcionada respecto al tama-
norte de Italia. Atendió a la Universidad de Bologna de
ño de la nota. Raphael Blacksmith estaba sentado al lado cendiente de griegos, su familia se había asentado en el
de la ventana de su modesto piso en un townhouse de donde recibió su doctorado tras la defensa de su tesis en
Upper Manhattan mirando hacia el pulmón de manzana arqueología y cultura del mundo antiguo. Ya graduado
donde crecía una vegetación intensa y dormían unos co- permaneció en la universidad enseñando e investigando.
lumpios. Tomó aire y decidió moverse hasta el escritorio Desde hacía dos años trabajaba en un proyecto de la
donde se apoyaba su laptop. A pesar de su destreza en las Unesco para la conservación del patrimonio arqueológico
computadoras, prefería leer del papel. Y estar al aire libre. financiado por la Comunidad Europea. Sus investigacio-
Pero le urgía hacer una búsqueda. nes lo llevaron a Bulgaria donde hizo sede en el Museo
Arqueológico Regional de Plovdiv. Su ayudante, Andrea
Rápidamente entró en la edición electrónica del Apostolos, estudiante de posgrado y asistente de investiga-
Telegraph y del Guardian. También probó en El País, El ción, lo acompañaba junto a otros tres estudiantes de
Mundo y hasta en el ABC, que se acercaba al tope de los maestría búlgaros que además servían de intérpretes loca-
más leídos pero que todavía no contaba con su predilec- les. Andrea compartía con su mentor un origen griego y
ción. Nada. Tecleó algunas palabras en el Google: Corriere una vida en Italia. Habían estado investigando caminos
della Sera, cranio, Steffano Callias. Eligió una entre varias utilizados en la antigua Grecia y ya habían podido rescatar
entradas y lo encontró. Un artículo un poco más extenso ruedas de carros casi completas, herramientas, utensilios
que el del New York Times. No mucho más. El Dr. Ca- de cocina, y hasta algunas telas y botones de vestimentas.
llias -mencionado en el diario americano-, realizando una Pero en la zona montañosa del Rhodope, parte del macizo
investigación sobre arte griego en Plovdiv, encontró una de Macedonia, unos 50 km hacia el sur de Plovdiv, se ha-
caverna con 68 calaveras y otros huesos, presumiblemente bían topado con unas cuevas que les depararían la mayor
resultado de matanzas realizadas por nazis durante la se- sorpresa.
gunda guerra mundial.
Avanzando unos 500 m en esas cuevas, profesor y
Raphael buscó a Plovdiv en su viejo atlas Mc Mi- discípulos, no pudieron contener una exclamación cuando
llan, edición 1996, que todavía le resultaba útil y que ya encontraron un conjunto significativo de osamentas
había incorporado los cambios en Europa luego de la Pe- amontonadas en un codo del túnel. Reflexionando, les
restroika. Ya no era un joven, pero conservaba cabellos llamó aun más la atención la disposición en los que fueron
fuertes -sus canas no diferían tanto de su color rubio natu- encontrados los huesos. Si bien no estaban dispersos, tam-
ral- que los anudaba con una gomita haciéndose una corta poco se encontraban ordenados. No había restos de ropa,
coleta. Se detuvo en Bulgaria reconociendo las montañas y ni elementos metálicos, ni tampoco cerámicas: todos esos
los ríos. Luego quiso corroborar la geografía histórica. cuerpos habían reposado desnudos.
Tomó el apéndice de su enciclopedia donde ya conocía la
ubicación de los mapas que le interesaban: los de la Segun- Como en una escena policial, Steffano trazó un pe-
da Guerra Mundial. Plovdiv estaba (está) en el centro de rímetro y pidió a sus alumnos elaborar un sofisticado re-
Bulgaria, la segunda ciudad en importancia luego de Sofía. gistro fotográfico y videográfico, tomar medidas, anotar
La ansiedad que le provocaba la pesquisa se transmitía a los datos ambientales, y preparar una detallada caracteriza-
un pequeño músculo de la parte superior del brazo en for- ción geológica, dando el primer paso previo a la remoción
ma de una insistente palpitación. Todavía era sólo intui- de los vestigios para su investigación y clasificación. Las
ción. El próximo paso sería ubicar al Dr. Callias. tareas previas ocuparon una semana antes de comenzar la
inspección minuciosa de las osamentas. Durante esa sema-
Abrió la ventana y entró el aire cálido de la ciudad na debatieron sobre las distintas interpretaciones que ofre-
que contrastaba con el frío del aire acondicionado. Tam- cía el hallazgo y su posible contexto histórico. Ya envia-
bién entraron los trinos de los gorriones mientras Raphael rían muestras a Oxford para datar los huesos. Aunque no
suspiraba ¡Oh boy!
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