Page 170 - Los Humanoides - Jack Willianson
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De pronto el astrónomo miró al exterior, hacia el
depósito de paladio mineral y tras escribir algo más,
pareció concentrarse.
La niña oyó un ʺclickʺ metálico y sobre la mesa de
trabajo apareció una pepita metálica, demasiado fría
para poderla tocar.
Los dedos fatigados del astrónomo siguieron
escribiendo. Por fin algo lo alteró tan profundamente
que se transfiguró: poniéndose de pie, derribó la silla y
en su rostro apareció una luz nueva.
—¡Cúbrete el rostro! —dijo a la criatura. Su voz era
diferente a la de White, el filósofo guerrero.
Al mismo tiempo se tapó los ojos; Aurora estaba
mirándolo con cierta sorpresa, cuando se produjo el
resplandor. En pleno cielo, una nueva estrella que
eclipsó a las otras, brilló durante un momento para
luego desaparecer.
—¡Aurora! —exclamó entonces Claypool,
preocupado—, ¿Te lastimó los ojos?
El hombre que estaba parado tras la mesa se irguió,
orgulloso y seguro de sí mismo. La niña pensó que le
recordaba al señor White.
—Fue una aplicación mental de la ecuación básica
—explicó Claypool, sonriendo combativo—. Gobierna
la producción de energía pura cancelando el
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