Page 174 - Los Humanoides - Jack Willianson
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Capitulo XIX
Llegaron en forma tan rápida que Claypool creyó
que el oscuro cielo se había tornado luminoso. Luego
advirtió que estaban en el interior de una inmensa
cámara, con grandes columnas sostenidas en el techo,
que resplandecía con vivos colores. En las paredes
había amplísimas ventanas que dejaban pasar la luz
exterior.
Claypool permaneció un momento inmóvil, y
Aurora comprendió que estaba asustado. Además el
estómago le ardía y la rodilla derecha amenazaba ceder
y hacerlo caer al suelo en cualquier momento. Pero ni
un instante siquiera pensó que podía retirarse al otro
extremo de la galaxia, lejos de aquel sitio donde el
peligro de un terrible destino dejaba de ser una
amenaza para convertirse casi en certeza.
—¿Dónde están? —preguntó la niña.
—Aquí no... esto es un museo de guerra... ¿Ves
todas las armas alineadas junto a las paredes? Son
muestras de todo lo que utilizó el Hombre a través de
los siglos para a sus semejantes... ¡Y esos son mis
proyectiles!
—En un extremo estaban, largos y brillantes, los
proyectiles del Proyecto Raijo—. Yo sabía que Ironsmith
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