Page 166 - Los Humanoides - Jack Willianson
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En el exterior, el planeta estaba totalmente muerto,


            frío y oscuro. El cielo era negro y cruel y la elevada

            curva de la galaxia parecía extenderse sobre el tétrico

            escenario como una pluma tenue y apenas invisible.


                    Descansando sobre una confortable silla, Claypool


            meditó. Por fin miró a la niña que estaba a su lado:


                    —¿Tú nos trajiste hasta aquí, Aurora?


                    —No.


                    —No comprendo absolutamente nada. Todo esto


            resulta tan... familiar. ¡Hasta los libros que solía repasar

            antes de dormirme, están junto a mi cama!


                    Aurora lo miró, perpleja como él.


                    —¿No            recuerda?               —murmuró                  suavemente.

            Claypool  parpadeó,  sin  poder  hablar.  La  criatura


            prosiguió—. Es curioso que no lo recuerde. ¡Usted lo

            hizo!  Me  encontró  y  me  sacó  de  aquel  sitio  horrible


            donde  los  humanoides  tienen  al  señor  White  y  a

            nuestros pobres amigos...


                    El  astrónomo  se  limitó  a  seguirla  mirando  sin


            articular palabra.


                    —Y  después  usted  hizo  este  sitio,  mientras

            esperábamos  allá  afuera,  en  medio  del  frío...  Es  una

            lástima  que  no  lo  recuerde,  porque  sería  realmente


            muy bueno en parafísica.






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