Page 20 - Los Humanoides - Jack Willianson
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que demostraban claramente el desplazamiento
rodomagnético del espectro. Rompió su lapicera
fuente, cubriendo página tras página con símbolos
temblorosos; sin saco, temblando al frío de la
madrugada, salió del Observatorio para que Frank
Ironsmith verificara en la calculadora su trabajo.
Durante una hora de loca ilusión sintió en sus
manos la respuesta a todas las preguntas del Universo
y descendió del monte ebrio, impaciente, dominado
por aquella maravilla desconocida que creía haber
descubierto... para ser amargamente desilusionado por
el joven matemático, que se le reunió pedaleando su
vieja bicicleta para señalarle el error que había en sus
cálculos.
Pero pese al humillante reconocimiento de su
equivocación, había aprendido lo suficiente como para
cambiar el curso de la historia y subsiguientemente
destrozar su matrimonio. A más de estropearse poco a
poco el estómago. Porque la correcta ecuación
continuaba describiendo un nuevo espectro energético,
en el que podía identificar a la tríada del
rodomagnetismo, como antaño el hierro, el níquel y el
cobalto fueran la llave del electromagnetismo.
Así había llegado a desarrollar la terrible técnica de
la conversión total de masa en energía. Eso había sido
cinco años atrás.
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