Page 24 - Los Humanoides - Jack Willianson
P. 24

grande que fuera. Su velocidad podía ser superior a la


            de  la  luz;  en  cuanto  a  los  controles,  eran  máquinas

            ʺpensantesʺ,  con  la  despiadada  inteligencia  de  lo

            inanimado.


                    —¡Por favor, señor! —la niñita salió del ascensor


            automático,  avanzando  silenciosamente  con  sus  pies

            descalzos.  Un  puño  cerrado  estaba  sumergido

            obstinadamente en el bolsillo de su vestidito amarillo.


            La  gastada  cinta  escarlata  que  llevaba  en  el  cabello

            parecía un estandarte valeroso, pero su voz traicionaba


            una  incertidumbre  absoluta—.  Perdón...  ¿Es  usted  el

            doctor Claypool?


                    El  hombre  de  ciencia  se  volvió  con  incrédula


            alarma.  Sus  anteojos  cayeron  de  sus  manos,

            estrellándose sobre el reluciente piso. Ni siquiera los

            seis  ayudantes  estaban  autorizados  a  penetrar  en


            aquella  bóveda  secreta,  excepto  cuando  debían

            cumplir  con  algún  deber  impostergable.  Webb

            Claypool retrocedió un paso, lanzando un seco grito:


                    —¿Quién te permitió pasar?



                    Por  naturaleza  era  un  hombre  bondadoso  y

            amable; no había pasado de ser un gnomo nervioso,

            miope y algo calvo, envejecido prematuramente.


                    Antes de que el Proyecto Rayo se transformara en


            una amante celosa, él y Ruth habían soñado con tener

            hijos. Pero ahora dormía sus escasas horas en un sofá



                                                           24
   19   20   21   22   23   24   25   26   27   28   29