Page 15 - Los Humanoides - Jack Willianson
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camino e Ironsmith aguardó verla reaparecer, frenado
su impulso primitivo de ir tras ella por algo que no
alcanzó a comprender. Pero la niña no volvió a
aparecer.
—Déjame pasar —exclamó Ironsmith—. ¡Una
criatura sola en medio del desierto, llevada por una
idea absurda de hablar con Claypool! No podemos
dejarla marchar a pie. .. Voy a buscarla... considérame
responsable.
El sargento asintió e Ironsmith se alejó en su
bicicleta pedaleando a toda marcha. Así llegó a la
curva, pero no vio a la niña y cuando regresó lo hizo
caminando, llevando la bicicleta con la mano.
—¿Adonde fue? —le preguntó el sargento con el
ceño fruncido.
—No lo sé —Ironsmith entró, quitándose la tierra
de su rostro rosado. Su expresión era de absoluta
perplejidad—. ¡Ha desaparecido!
—¡Yo estuve vigilando el camino y no la volví a
ver¡ —exclamó el sargento, rascándose la cabeza.
Luego, automáticamente, se arregló la gorra y se
aseguró que los botones estuvieran abrochados según
el reglamento—. ¡Un asunto muy raro..., muy raro!
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