Page 17 - Los Humanoides - Jack Willianson
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—Es la vieja torre de la Roca del Dragón —explicó
Ruth, apoyándole la cabeza sobre un hombro—. Mi
abuelo solía cuidarla y a veces ...
En ese momento él divisó la débil luz que se
encendía sobre el acantilado y alzando la cabeza vio la
estrella. El esplendor violáceo que nacía le quitó por un
momento la respiración. Cuando años más tarde
recordaba aquel instante, todo volvía a él, el frío viento,
la fina lluvia de agua salada que llegaba desde las
rompientes y el perfume tenue de Ruth —ʺDulce
Delirioʺ se llamaba—. Y las primeras lágrimas de
Ruth...
Porque Ruth lloró. No era astrónomo para
entusiasmarse por los fenómenos celestes. Lo único
que sabía era cómo instalar un integrador electrónico y
ponerlo en funcionamiento. Pero la Supernova Cráter
para ella no era más que un punto luminoso. Lo que
quería en aquellos momentos era mostrar a su flamante
esposo los sitios donde transcurriera su niñez, y el
hecho de que una estrella lo distrajera la hería
profundamente.
—¡Pero mira, querida! ¡Un hombre puede esperar
quinientos años para que se le presente otra
oportunidad como ésta! ¡Una Supernova en nuestra
propia galaxia! ¡Piensa lo que significa para mil
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