Page 72 - Los Humanoides - Jack Willianson
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resolución  —decía  en  ese  momento  la  esbelta


            máquina—.  Comprenderán  ustedes  que  es  necesario

            apresurar  al  máximo  este  asunto...  De  la  contrario,

            pueden intentar utilizar a! conversor de masas.


                    El  presidente  llamó  a  Claypool  y  al  ministro  de


            Defensa  a  su  oficina  privada,  haciéndoles  cerrar  las

            puertas  a  prueba  de  sonido.  El  astrónomo  sentía  un

            ardor cada vez más intenso en el estómago, y todo su


            cuerpo estaba bañado en sudor pegajoso. Con el rostro

            gris y sintiendo que todo giraba al derredor, explicó al


            mandatario lo que hablara con White.


                    —Creo  que  hasta  tanto  podamos  averiguar  más

            sobre ellos, debemos mantener a estos robots apartados


            de  la  tierra  —  terminó  diciendo—.  Sugiero  que

            disparemos                  uno            de          nuestros              proyectiles

            rodomagnéticos  contra  un  satélite  deshabitado  y


            enviemos una nota de advertencia a la Confederación

            Triplanetaria. Tal vez así sea posible mantener la paz

            sin ayuda de los humanoides.


                    El  viejo  presidente  miró  en  derredor  y  Claypool


            comprendió que estaba buscando al ʺmayor Steelʺ.


                    —Temo a la guerra y confío en Steel —balbuceó.


                    —Yo  creo  que  debemos  ganar  tiempo  —insistió

            Claypool—.  Lo  más  conveniente  sería  enviar  una


            comisión a estudiar a los humanoides trabajando en uno

            de los planetas que los recibieron.



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