Page 133 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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por mi ventanilla. Intento no acertar, pero a veces


              le doy a alguien.




                     Me  han  disparado  catorce  veces.  En  tres  de


              ellas la bala atravesó el fuselaje. Casi nadie sabe


              disparar  a  los  aviones.  Nunca  tienen  lo


              suficientemente en cuenta el movimiento.




                     Ahora  no  hay  nadie.  La  autopista  7  está


              despejada,  y  también  la  287,  la  interestatal.


              Nuestro camino al oeste. El sol cae de lleno en el


              cañón  de  Boulder  y  roza  las  cimas  de  los


              Flatirons. Antes era nuestra excursión favorita, el



              camino  que  bordea  la  base  de  las  paredes  de


              piedra.  Al  norte,  el  monte  Evans,  sonrojado  de


              nieve sangrienta. He calculado mal y no me dará


              tiempo  a  explorar  las  montañas  si  quiero  cargar


              las  bebidas.  Lo  cierto  es  que  no  tengo  que


              explorarlas, ya sabemos dónde están los ciervos,


              pero  me  gusta  volar  a  poca  altura  sobre  las



              estribaciones.  Si  encontramos  rastros  de  alce,


              será  explorando  el  terreno  a  pie.  Viro  hacia  el


              este  en  dirección  a  la  central  nuclear  del  río


              St. Vrain,  al  SO  de  Greeley.  El  doble  remolque


              del camión ha quedado girado por el efecto tijera,


              mitad fuera de la carretera, mitad en el camino de


              entrada de una granja. Lo veo a ocho kilómetros






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