Page 129 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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inquieto, y ascendía hacia el sol y tiraba de la
palanca hasta que el cielo rodaba debajo de mí y
el horizonte bajaba sobre mi cabeza como la
visera de un casco. Rizos amplios, lentos y
mareantes, y toneles rápidos. Lo hacía porque no
sabía qué otra cosa hacer.
Luego pasaba zumbando a diez pies de la
pista y veía a Jasper sentado, siguiéndome con
los ojos, e incluso a esa velocidad me daba
cuenta de que estaba preocupado, apenado,
temiendo que lo abandonara como lo había
abandonado todo lo demás, y entonces dejé mis
salidas.
La manga que queda sobre la mitad de la
pista oscila hacia el norte inflándose sin urgencia,
así que giramos al sur y entramos en la calle de
rodaje, y presiono el acelerador y despegamos.
Una cosa que tiene el que se esté muriendo todo
el mundo es que no hay que utilizar la pista
asignada.
Ya no hay nada asignado. De no ser por
Bangley, se me olvidaría hasta mi nombre.
Supongo que recorreremos el círculo exterior
y luego pararemos para recoger una carga de
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