Page 149 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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sopla entre la hierba corta, el sol está casi en la
Divisoria. El ave seguirá cerniéndose y cazando
hasta pasado el atardecer. Cernirse y bajar en
picado, cernirse y bajar en picado. Cerniéndose
incansable con su casquete, hollando el aire.
Cazando ratones y campañoles.
Tengo náuseas. Me entran ganas de vomitar
en la carretera, pero me aguanto. Me pone
enfermo defender lo que tengo que defender, sea
lo que sea.
Cargaron las latas. Arrastraron a su compadre
a la cuneta y yo silbé una vez y me volví de
espaldas. Llevaban las cajas apiladas de cuatro
en cuatro, acabaron enseguida. Les dije que
cargaran el arco y el carcaj. Al inclinarse, en el
cuello del Coleta se balanceaba un colgante
hecho con trozos de cuero reseco. Los dos olían
a muerte.
Da igual, eres hombre muerto, refunfuñó el
Coleta al pasar cargado junto a mí.
¿Qué has dicho?
Nada, refunfuñó mientras metía las cajas por
la puerta de saltos.
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