Page 152 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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Cuando le conté a Bangley lo de mi encuentro
en el camión sacó una lata de tabaco en polvo
del bolsillo del chaleco, una lata nueva, deslizó la
afilada uña del pulgar bajo el reborde de la tapa y
la levantó haciendo palanca. Me llegó el olor
hasta el banco de trabajo, salado y mohoso como
una paletada de turba revuelta. Se lo metió entre
la encía y el labio inferior, retrocedió dos pasos y
escupió por la puerta del hangar, mi único logro
en su educación doméstica.
Gracias.
Joder, Hig, ya me ha quedado claro que esto
es tu cocina y tu salón de recibir.
Se reclinó en la silla alta que le dejaba cerca
de la puerta para que pudiera hablar, girarse y
escupir. Nunca se sentaba del todo: se apoyaba
en el respaldo con las piernas estiradas y los
brazos cruzados.
Así que les diste una oportunidad.
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